jueves, 29 de marzo de 2012

El amor entre tres es peligroso: produce cuernos.

Megan García Badilla.

En el mundo hay miles de maravillosos sentimientos, entre ellos el amor de pareja. Para muchos estar enamorados es llegar a la cumbre emocional y compartir con esa persona que te complementa te llena de satisfacción y felicidad; la vida en pareja sin duda es sensacional pero, ¿qué tal cuando llega un tercero?

El psicólogo italiano, Walter Riso asegura que los hombres son más infieles que las mujeres ellos con un 65% y las chicas con un 50%, pero la realidad es que la distancia entre ambos es cada vez más corta.
En Costa Rica gracias a una investigación realizada por el Instituto Costarricense de Sexología dedujo que en el país dos terceras partes de las mujeres habían sido infieles y en el caso de los varones sobre pasaba de un 95 porciento.

En una discusión de quién es más infiel no se podría llegar a un punto en que todas las partes concuerden, pero sí habría un acuerdo en que la infidelidad es clavar un cuchillo en el corazón del otro. Dejar de ser infiel es sacar el cuchillo pero que la herida se cure es tan difícil como recuperar la confianza del ser amado. Una herida dura su tiempo sanando y un engaño también necesita de ese tiempo prolongado.

Pero ¿quién sale más dañado cuando “se montan los famosos cuernos”? La salida a la interrogante sería fácil, la víctima es la persona más lastimada, pero el Psicólogo Riso tiene una posición más dura.
Según él, por donde se mire y se abarque el tema los perjudicados son tres: la víctima del engaño que pasa por una gama de emociones destructivas: depresión, resentimiento, ira, hostilidad, ansiedad, decepción, venganza, frustración y una baja fulminante de autoestima.

El protagonista del engaño que sufre de culpa y arrepentimiento, tensión por ser descubierto pero también entra en juego la atracción por lo prohibido. Este subir y bajar de emociones mina su la estabilidad emocional.

Pero también está la tercera persona involucrada quien generalmente siempre espera ilusionados la separación de su ser amado, ellos (as) viven la angustia interminable de un amor inconcluso, llevando esa sensación de que faltan algo en sus corazones.

Antes de cometer una infidelidad debemos pensar las veces que sean necesarias si estamos capaces de transitar el oscuro camino de la incertidumbre.

“La infidelidad, aunque no se ve, se siente”

jueves, 15 de marzo de 2012

La chispa del amor se apaga

Sophya Chaves Alvarado 

Me atrevo a decir que Costa Rica es el país más bello del mundo, con personas alegres y trabajadoras, pero con un alto porcentaje de infidelidad entre ellas.

Según un estudio que reveló el periódico Al Día, solo tres de cada 250 hombres antes de los 40 años han sido leales a su pareja sentimental. Aquí no se trata de defender a hombres o mujeres, sino ver lo que sucede en el corazón de los costarricenses.

Mauro Fernández, famoso sexólogo de nuestro país, aseguró que un 85% de las mujeres han tenido un episodio de traición. La infidelidad en las mujeres se da por tres principales razones, primero por falta de ganas de tener relaciones sexuales con su pareja, en segundo lugar por problemas sentimentales y en menor grado a un deseo de venganza; reveló que la mayoría de de las infidelidades femeninas acaban con el matrimonio.

Fernández resaltó que el 25% de los hombres son adúlteros, porque su cónyuge no quiere estar con ellos y por eso buscan a otra mujer. La infidelidad del varón es de tipo sexual y muchos de ellos lo que dicen es “la que se casó es mi esposa”.

El experto explicó que siete de cada 10 mujeres engañan a su pareja, porque no se sienten amadas, deseadas y respetadas, un 12% traiciona con relaciones sexuales y un 6% por venganza.
Lo que más me sorprendió fueron las últimas cifras que reveló el sexólogo, cuando mencionó que las relaciones sexuales en la infidelidad son poco gratificantes, un 50% de los hombres no logran una erección y un 80% de las mujeres no la disfrutan.

Pero no todo es carnal. Cuando se empieza a pensar en otra persona que no es la pareja, a confiar más en ella, discutir esperanzas, sueños o temores, platicar de los problemas privados que deben mantenerse entre los cónyuges o dejar de lado el tiempo de calidad con su pareja para estar tiempo con la otra persona; también es un tipo de traición, llamada infidelidad emocional, que se refiere a una forma muy particular de ser infiel, que no implica intimidad física.

“Darle vuelta a la pareja” va mas allá de un beso o una relación sexual, también implica el corazón y los pensamientos. ¿Estará la confianza guardada en el baúl de los recuerdos?
Por eso ver a personas que están casadas hace 60 años o más, es de gran admiración. En el amor se sabe que no todo es fácil, pero para eso son dos
personas para salir adelante. Aquí cabe el dicho popular: “el que nada debe nada teme”.

“Corazón que no ve, es corazón que no siente, corazón que te miente”.