lunes, 9 de abril de 2012

Sexo sin amor

Susan Rodríguez Villalobos.

El amor es uno de los sentimientos más puros que existen; posiblemente el más difícil de entender. Amar a una persona conlleva un compromiso que pocos son capaces de aceptar y seguir al pie de la letra. ¿Será que en Costa Rica el amor se queda en palabras y no en acciones?

La infidelidad se ha convertido en el estilo de vida asumido por la mayoría de las parejas costarricenses. Según estudios sólo 3% de los hombres han sido leales a su pareja antes de los 40 años.

La monogamia, es aquella en que las relaciones de todo tipo, se comparten sólo con la pareja a quien se dice “amar”; cuando el vínculo amoroso entre dos personas se rompe o se expone, es cuando se da paso a una infidelidad.

La principal causa radica en que una o ambas partes, se encuentran disconformes con la relación; problemas de tipo sentimental e inclusive de eyaculación precoz atentan contra el interés de la mujer. 7 de cada 10 chicas engañan a sus maridos, porque no se sienten amadas, deseadas y respetadas.

Según un estudio alemán, realizado a 2.600 hombres y mujeres, el 90% de los varones encuestados afirmó que son infieles porque no están contentos con sus relaciones sexuales de pareja.
La investigación también reveló que la infidelidad, sólo por una noche, es un mito, pues solo el 12% de las mujeres y el 15% de los varones aseguran haberlo sido por una vez.

La mayoría de las alevosías son de tipo sexual, por lo que generan una marca sicológica en los afectados. En el caso femenino, la carga pudorosa y de vergüenza la lleva a sentirse mal porque es la “mala” y que hizo sufrir a su “pobre pareja”. En el caso masculino, la infidelidad tiene todos los derechos y
permisos sociales para cometer el acto, debido a que aún vivimos en una sociedad machista.

Lo verdadero del caso, es que con una infidelidad siempre se trata de llenar el vacío de la pareja, las relaciones sexuales producto de un engaño fortuito, suelen ser poco gratificantes. Las mujeres no obtienen un orgasmo y la mitad de los varones no consiguen una erección.

Una pareja en época de crisis se puede recuperar, es necesaria una buena comunicación y cambiar la rutina, dejar puntos claros y evitar la monotonía, hasta donde sea posible recuperar la relación; pero hay que tener los pies sobre la tierra y reconocer el momento en que “lejos se está mejor”.

sábado, 7 de abril de 2012

¿¿¿AMORES PROHIBIDOS???

Verónica Sojo

El amor prohibido ha dado lugar a todo tipo de historias desde románticas hasta trágicas, todos conocemos a Romeo y Julieta la inmortal obra de William Shackespeare en la que se produce la muerte de los protagonistas por no poder vivir su amor.

En esos tiempos los amores prohibidos eran verdaderas barreras entre los enamorados, sin que hubiese la menor posibilidad de que ese amor pudiese triunfar sobre los obstáculos.

Hoy día cuando se habla de un amor prohibido cabe preguntarse si en las sociedades occidentales del siglo XXI puede haber alguna clase de prohibición tan fuerte que impida a dos personas estar juntas si lo desean.
Puede haber amores semi prohidos entre adolescentes cuyos padres ponen objeciones al relacionamiento amoroso debido a la corta edad, a la mala fama de la otra parte, al temor de un embarazo precoz, etc.
Los jóvenes tienen muchos recursos que les permiten comunicarse cada vez que lo desean, gracias a que los medios electrónicos tienen todas las herramientas que los enamorados necesitan, pueden estar en contacto el día entero si así lo quieren.

Lo que causa dolor en estos casos es la falta de aceptación familiar a esa relación que anhelan vivir libremente, pero siempre existe la esperanza que en un futuro cercano haya un cambio de opiniones o el amor triunfe sobre todos los impedimentos.

Excepto en estas y en algunas pocas circunstancias especiales, no existe el amor prohibido como tal.
Suele colocarse este rótulo a las relaciones entre dos personas, en las cuales una o ambas tienen compromisos sentimentales con otros, están en pareja o directamente casados.

El hecho de llamarlo amor prohibido le da a los amantes, ese toque de emoción, de cosa oculta, robada, riesgosa que hace que la adrenalina fluya al considerar cada encuentro como una aventura peligrosa. Convengamos que no hay nada más tentador que lo que se considera prohíbo, eso le da la salsa y la pimienta a cualquier tipo de relación, lo que cabe preguntarse es cuál es la prohibición.

Es frecuente escuchar que alguien vive un amor oculto, con alguien que no es su pareja, debido a que no puede desligarse de ésta por razones tan importantes como las económicas, los convencionalismos sociales, la familia, los hijos, etc, etc, etc.

Se sienten los Romeos y julietas modernos, amantes y víctimas, ocultando ese amor tan grande a los ojos del mundo cruel que impide que vivan ese noble sentimiento a la luz del día.

Tal vez en lugar de llamarse amor prohibido debería llamarse deshonestidad permitida, hacia las personas con las cuales tienen un compromiso, entre ellos y cada quien consigo mismo.

Cuando el amor es tal, se saltan todas las barreras, no importan los intereses económicos, sigue vigente aquello de que “contigo pan y cebolla”, menos aún importan las opiniones ajenas en un mundo donde las separaciones y los cambios de pareja son moneda corriente.

Los hijos, que son tan utilizados como excusa y acusados directamente de ser la causa que retiene a esa persona impidiéndole vivir el amor; jamás han sido ni son impedimento para que alguien forme otra pareja. Por algo hoy se estilan las familias formadas por “los tuyos los míos y los nuestros”.

Una vez que caen todas las excusas se ve claramente que no es amor ni es prohibido, porque nadie ni nada retiene a una persona con alguien que no quiere estar, ni hay nada que pueda impedir que se esté con la persona elegida.